Libertad: enero 2009

Fuí corriendo al pequeño patio del hotel mis lágrimas caían y caían lo único que hacía era llorar y plantearme las cosas, me sentía demasiado mal ya que mi mamá había llamado y me dijo que mi abuela había fallecído. No podía entenderlo, no me entraba en la cabeza que una de las mejores abuelas se hubiera ido de mi lado, la que me escuchaba, la que me dejaba ir a su casa con todo el mundo, la que siempre me sacaba una sonrisa con las pavadas que decía, esa abuela, la mejor. Pero bueno, ese era su destino no muy bueno, pero era ese. Seguí llorando sola, no quería ver a nadie cerca mío. Estaba sentada en el pasto con la mirada baja, me pareció ver una sombra, no hice mucho caso. La sombra se me quedó mirando, me di cuenta seguí sin hacer el mínimo movimiento, se me acercó, se sentó junto a mí. Pronunció unas palabras, sinceramente no las recuerdo no estaba escuchando, solamente escuchaba el silencio en mi mente. Apolló su brazo en mi hombro y dijo: ¿Que te pasa? ¿Porqué estás así? Contesté: Cosas que pasan, el destino que me tocó lamentable, pero lo tengo que asumir. Dijo: No sos la única a la que le cuesta asumir su destino. Lo miré reconocí esa voz de niño tonto perdido, esos ojos color miel con café por los que me derretía, esa sonrisa que tapa todo lo malo y lo único que transmite es alegría, era perfecto, tal cual lo había soñado. Pronuncié su nombre, contestó y preguntó el mío, no me había equivocado era él. Nos quedamos hablando de la mala suerte que teníamos, nos lamentábamos de nosotros mismos, del poco sentido que tenían algunas cosas, de que no nos imporatab nada, pero a la vez todo. Mirámos las estrellas, le dije que siempre me habría gustado que me regalaran una, él contestó diciendo que siempre habría querido estar pegado a una. No tenía mucho sentido, pero creo que yo solamente lo entendía. Nos volvimos amigos, yo diría que mejores amigos. Salíamos juntos, comprábamos regalos, era en el único en el que confiaba totalmente. Me contaba todo y yo a él, me hacía reir mucho, tenía mucho sentido de humor. Hacíamos bromas a la gente, molestábamos a todos. Conocí de a poco a sus amigos, también eran tan divertidos y con buen humor como él. Luego de dos años afuera, volví a mi país a ver a mi familia, después de todo ya había superado lo malo y disfrute demasiado lo bueno. Llegué al aeropuerto, no esperaba que me fueran a recibir, ya que no había avisado de mi vuelta, quería que fuera sorpresa. Cuando llegué a mi casa, me paré en la puerta y ví que nada había cambiado, seguía siendo la casa vieja de familia, esas en las que siempre te reciben bien aunque estés de malhumor. Toqué la puerta, salió mi hermana a abrir la puerta. Me vió, nos quedamos calladas, hacía mucho que no nos veíamos, dije hola, lo único que hicimos fue abrazarnos muy fuerte. Nos pusimos a hablar, me dijo que pase que mamá y papá estaban en el comedor hablando. Entré, ví a mis papás hablando lo único que pude hacer fue correr a abrazarlos. Estuvimos hablando todo el día, les conté todo lo que me había pasado, que había conocido gente y tenía amigos en LA. Se alegraron mucho, todavía seguían teniendo esas sonrisas tan lindas de papás felices y buenos. La verdad los había extrañado demasiado. Después de una semana volví a LA, porque tenía que irme a conseguir trabajo, como siempre había sido mi sueño irme a vivir a EUA y me podrían visitar, aunque para que se terminara de volver realidad, me faltaría la fama que quería. Volví a LA, en el aeropuerto me recibieron mis amigos, me dió demasiada risa porque los ví con un cartel que decía ¡Bienvenida Cielo! Me sentí tan feliz de saber que había amigos que me querían, que se preocupaban por mí. Corrí a saludarlos, y nos reíamos mucho nose porque, pero tenía una sonrisa enorme. Entonces pregunté por mi mejor amigo. Dijeron que no había podido ir que estaba con su novia, ellos sabían que yo lo quería mucho, y sabía que me pondría mal si él no estaba. Bajé la cabeza, entonces escuché: Hola tonta! Era su voz o yo estaba loca, levante la mirada y lo ví, ahi estaba, me miraba y salte a darle un abrazo. Todos se fueron, nos veríamos más a la noche en casa de él porque daría una fiesta de bienvenida. Nos fuimos los dos juntos en su camioneta, le conté todo sobre mis padres, ya que preguntaba mucho como había estado y que había hecho. Entonces empecé a preguntar yo, como había estado, que había hecho y si tenía novia. Contesto que todavía no, pero dijo que muy pronto sí. En ese momento lo único que pense fue, los chicos me hicieron una broma y "tal vez" tenga mi oportunidad o no. Sentí muchas cosas en ese momento, pero nunca había sentido algo así, se sentía raro y lindo a la vez. Fuimos a su casa, ya había ido muchas veces a las fiestas que él daba, eran muy divertidas iba mucha gente conocida, como también gente que no lo era. Llegamos nos quedamos jugando, eramos dos niños pequeños encerrados en el cuerpo de personas más grandes. Seguimos jugando, entonces le dije: ¿Y quien es tu "futura" novia? Me quedó mirando, no dijo nada, me pareció haber quedado mal con el comentario, yo siempre tan desubicada y fuera de lugar. Hicimos ambos un silencio, entonces abrio la boca y dijo: Una chica a la que estoy conociendo hace bastante, antes no me llamaba la antención, pero ahora creo que siento algo por ella. Yo con lo curiosa e interesada que estaba en el momento, dije: ¿Y le vas a decir a tu mejor amiga quien es? Me miró. Y dijo: Vos la conoces bastante, creo que más que yo, el problema es que todavía no quiero decirle nada, tengo miedo al rechazo. No dije nada, pero pensé ¿Se enamoró de alguna de mis amigas? Eso me hacia sentir mal, aunque mi cara no lo dijera por dentro me moría. Contesté: Ahh, esta bien (sonreí), me voy a dormir. Te quiero tonto. Dijo: ¿A dormir a esta hora? Contesté: Sí, tengo sueño y esta noche tengo que estar despierta. Se río. Entonces dije: Si querés yo te puedo ayudar con mi amiga, la chica de la que me hablábas. Contestó: Sí, sería lo mejor. Me hizo mal que dijera eso, entonces para no sentirme tan mal contesté: Y vos ayudame con tu amigo B. Me miró y dijo: Claro que sí. Fui a cambiarme y fui al cuarto de huéspedes, me quedé ahí dormida. Luego de un rato sonó mi despertador, me desperté con pocas ganas, pero un poco apurada en unas horas sería la fiesta y yo no estaba ni bañada, corrí a bañarme, me cambié, me pinté, nosé, deve haber sido la primera vez que me arreglé tanto. Cuando bajé al living, lo ví ahí. Sentado, me miraba con sus grandes ojos cafes y miel, como no resistirme a esos ojos. Me mataba esa mirada y esa sonrida iluminada me enamoraba cada vez más. Me senté con él a ver tele, entonces llegó P se quedó con nosotros mirando tele. Al rato empezamos a acomodar un poco la casa. A la hora empezó a llegar gente. Estaban todos. Entonces llegó su amigo B nos miramos un rato y nos pusimos a hablar, entonces estábamos cerca del balcón mirando la vista. Nose porque pero me pareció que había tomado bastante lo quede mirando, no sabía que hacía. Trató de besarme corrí la cara, me estaba llendo cuando me agarró de la mano y no me soltaba, me estaba haciendo mal. Entonces como soy muy histérica y nunca me quedo callada empecé a gritar. Mi amigo se acercó y lo hiso que me soltara. Dije: Gracias. Le sonreí. Contestó: De nada. Entonces B dijo: Pero si no tenés novio. Lo miré me quedé callada. Entonces mi amigo dijo: Si tiene. B lo miró y dijo: ¿Quién es? Mi amigo contesto: Yo. Cuando dijo eso me quedé shockeada. No entedía nada, la realidad se me escapaba. Y yo dije: ¿Qué? Mi amigo contestó: Si, lo que escuchaste. Me lo llevé de la mano al balcón teníamos que hablar enserio. Y dije: ¿Podés explicarme qué pasa? Porque si es una broma de esas, sinceramente no me gustan. Contestó: No hay ninguna broma, es toda la realidad. Contesté: ¿Cuál relidad? Contestó: La nuestra, los chicos me dijeron que sentías. Dije: Ah no, los voy a matar. Me estaba por ir cuando me agarró de la mano. Y dijo: ¿Porque matarlos? Si ahora sé que sentimos lo mismo. Lo miré, entonces dije dudando: ¿Yo soy la chica? Contestó seguro de sí mismo: Claro que sí, ¿Quién pensaste que era? Contesté: Cualquier chica menos yó. fue tan bueno que me dijera eso, me daba alivio y seguridad. Me sentía super feliz, quería volar a la luna y gritar a los cuatro vientos que lo amaba. Sentía que tocaba las estrellas, me sentía fantástica.

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