viernes, 31 de mayo de 2013

Se esta volviendo insano

Las ojeras y mi piel reseca delatan el hambre de mi cuerpo. Tomo toda el agua que debo, pero no logra hacer ningún cambio en mí. 
La ansiedad ataca a estas horas de la madrugada y me vuelvo loca. Trato de no pensar en comida y sonreír cuando pienso en el cuerpo que espero llegar a tener.
Comer un pedazo ínfimo de queso light o un pedacito de manzana a una hora a la que no debo se vuelve pecado. Un lado de mi cabeza me dice que coma, el otro me dice que no, que me voy a perder de los resultados.
La caminata se vuelve muy fácil, sentirme más cómoda en mi cuerpo también. Pero aún así, el hambre no me deja.
No puedo salir a tomar cerveza con mis amigas porque no puedo tomar, y sé que si me expongo a esa situación voy a terminar cediendo. Salir a comer, tomar un helado, juntarme en una casa a hablar se vuelve muy difícil, ver a los demás comiendo cosas que uno no puede y pensar con la manzana en la mano que algún día me voy a ver bien. Feliz.
Suelo asociar la belleza con felicidad. Creo que si estamos bien con nosotros mismo y nuestro cuerpo, somos felices.
Pero a veces el proceso para llegar a ello no es nada feliz.
Suplementos (porque sí, me faltan vitaminas), mil pastillas, sopas instantáneas, caminatas de 45 min, el exilio en mi propia casa, manzanas a montón.
Mi vida se resumió a esto, a nada. Dejé de disfrutar algunas cosas, dejé de ver a mis amigas. Pero espero algún día estar feliz conmigo, para después poder estarlo con los demás.
Es difícil, pero la belleza siempre duele.