Me encantaría ser de las personas que van en bicicleta a todas las puntas de la ciudad, disfrutar la suave brisa en la cara, del sol en los hombros, la música acompañando ese pequeño viaje, lograr ver la ciudad desde una perspectiva diferente, verla tranquila, bonita, floreada. Llena de primavera.
Poder sentarme en la plaza más florida de la ciudad, escuchar los pajaritos, tocar el pasto, compartir mates o tereres con amigos, acariciar al perrito que vive en calle y se sentó con nosotros a compartir unas galletitas, mirar a la gente sonreír y poder sonreír como ellos.
Disfrutar de esos pequeños detalles que pasamos por alto todo el tiempo. Dejar de lado la tecnología por un día, por horas, por una tarde con amigos. Y reír, y darnos cuenta de que estamos vivos.
